Cocinando con Rorschi

Tengo el mismo nivel de cocina que una niña de 11 años. Ya sabía que cocinar no era lo mío, más que nada por pereza (eso de ir a comprar todos los ingredientes; de tener luego que ir preparándolo todo; estar pendiente del fuego, de que no se pegue, de que no se queme... me da una pereza descomunal). Pero anoche pude constatar que mi saber hacer con cacerolas, ollas y sartenes es bastante limitado.

No me apetecía cocinar y mirando lo que teníamos a mano, mi hermana y yo decidimos que la cena sería de pizza de esa precocinada. Pero cuando estaba a punto de meterla en el horno, mi hermana me dijo en broma que quería spaguetiiiisssss (así mismo) y recordé que me comentó que quería probar los spaghetis esos de sobre a la carbonara (lo sé, mi dieta es horrible). Entonces pensé “Bueno y porqué no los hacemos?”. Le dije de hacerlos y a ella le entusiasmó la idea, pero recordé también que me habló de sus pinitos cocinando y añadí “Pero con una condición, los vas a hacer tú”. Me hizo gracia la idea y además quería ver como se defendía con los fogones. Ella respondió con un “Bah, ya me he hecho macarrones” y sin titubear los más mínimo se preparó para hacerlos.
Ella puso en marcha los cinco sentidos y toda su atención en lo que se estaba haciendo (cosa poco habitual en ella ahora que lo pienso) y no se despegó en ningún momento de la olla (bueno, sí, un momentito para ir a sonarse los mocos. Pero fue un momentito y fue y volvió corriendo). Y siguiendo mis inmejorables consejos culinarios y estando bajo mi supervisión le salieron unos deliciosos spaghettis a la carbonara. Y también cocinamos unas sabrosísimas risotadas.

Bueno, creo que ya será hora de ir pasando el testigo a la nueva generación. Voy a colgar mi delantal y dar el relevo (podría hacer como en los equipos de basket, que en algunos estadios cuelgan la camiseta de las estrellas de sus equipos que se retiran para recordarlos y colgar un delantal con mi nombre y las manchas de mi máscara en el techo de la cocina). La putada es que viva solo y mi hermana esté a una hora de camino en coche (y yo sin carnet :p). Nada, creo que tendrá que seguir esta batalla que existe entre mi pereza y mi incesante hambre. Aunque cuando crezca mi hermana siempre le puedo decir que me haga alguna visitilla de vez en cuando...