domingo, septiembre 05, 2004

Rebelión sí, pero no a cualquier precio

Un suceso acontecido durante estos días ha conmocionado el mundo (o por lo menos debería haberlo hecho). Un grupo de terroristas chechenos retuvo durante días a centenares de personas en un colegio ruso, resolviéndose todo en una matanza.

Sabéis que estoy a favor de luchar por la libertad, pero desde luego esta no es la forma. No cuando se hace desde el terror, no cuando se arrebatan vidas inocentes (o aunque no lo fueran) o cuando se involucran a pobres niños que no tienen culpa de nada, que no comprenden lo que sucede ni por qué existe tanto odio (y menos porque les odian a ellos) y que seguramente estos hechos les marcarán de por vida.

Estas personas (secuestradores, terroristas o como quieran llamarlos) deben estar desesperados, sus vidas deben ser muy duras y difíciles, sus derechos vulnerados... No lo hacen por placer. Pero esa no es la manera. No es la solución. No es la solución para nada. Sobretodo con gente como Putin que para acabar con ellos hará todo lo posible, sin importar cuantos rehenes se tenga que llevar por delante. Y luego tendrá la excusa perfecta para emprender represalias en los poblados de los terroristas. Y a su vez estas represalias causarán más odio que provocará más locuras y así entramos en un ciclo interminable.
Puede que sean víctimas pero también son culpables.
La culpa es de todos, sin excepción.
Y quizás diga un topicazo, pero eso no quita que sea muy cierto: “La violencia engendra violencia”

Existen tantos enfrentamientos armados en el mundo en estos momentos sin ningún atisbo de que puedan solucionarse... En conflictos como los de Israel y Palestina en ocasiones parece que la única vía para que todo termine es el exterminio por las dos partes. Cuando empiezan un diálogo y un acercamiento, brota de nuevo el odio irracional que da al traste con todo. Y no hablemos ya de política o de intereses económicos porque tendríamos para largo.

Cada vez que sucede algo semejante crece (si cabe) mi respeto y admiración por personas como Gandhi. Personas con tal inteligencia, carisma y valentía que son capaces de llevar a su pueblo a pelear por lo que es suyo, sin entrar en el terreno de la violencia y del odio.
Las rebeliones deben usar como arma la palabra (o la pluma) y estar guiadas por el amor (aunque suene muy cursi)

Me pregunto porque nos cuesta tanto entendernos, si al fin y al cabo somos todos seres humanos y nos mueven las mismas cosas. Si no se podría resolver simplemente parándonos de vez en cuando a escuchar y con un poco de comprensión, generosidad, reflexión y sosiego...

Pero visto lo visto parece algo imposible...

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