“En esta época saturada por el fenómeno multimedia, la televisión digital, los videojuegos e Internet, las ventas de comics están descendiendo, quizá inevitablemente. Y, si se debe dar crédito a las predicciones de los adivinos, la palabra impresa –ya sea novela, periódico o comic- pronto pasará a la historia. Pero entre el pesimismo y la desolación pintados por los analistas de la industria del comic, late, curiosamente, el corazón de un medio en la cima de su potencial creativo. Mientras los empresarios de Hollywood han convertido el cine en un asunto homogeneizado y destinado al consumo de masas, actualmente los comics se encuentran en su momento más innovador, hierven con un porvenir ilimitado y visionario y con un conjunto de inventiva, inteligencia, acción y humor sin igual. A diferencia del cine o la televisión, los comics no están limitados por convenciones ni presupuestos, y la creatividad del escritor sólo está restringida por su imaginación. En los mejores casos, los comics se atreven a aventurarse en nuevos reinos de fantasía y ficción, desconocidos e inexplorados, destrozando los límites de lo fantástico, lo político y lo social, atreviéndose a cuestionar incluso las tres dimensiones que atan nuestro mundo...”
Fragmento de la introducción de “Los secretos de los guionistas de comic book” por Mark Salisbury
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