Sra. Claypool: Sr. Driftwood hace tres meses que ha prometido presentarme en sociedad y, ¿qué ha hecho usted? Cobrar un sueldo fantástico sin hacer nada.
Otis B. Driftwood: ¿Usted cree que no es hacer nada? ¿Cuántos hombres hay en estos tiempos que cobren sueldos fantásticos? Con los dedos de la mano se pueden contar, mi buena mujer.
Sra. Claypool: Nunca he sido su buena mujer.
Driftwood: No diga eso sra. Claypool. A mí me importa un comino su pasado. Para mí será usted siempre mi buena mujer porque yo la adoro. Ea, quería guardar el secreto pero me lo ha arrancado del fondo del corazón. La amo a usted.
Sra. Claypool: Y para demostrarme su amor viene usted aquí a cenar con otra mujer.
Driftwood: Esa mujer... ¿Sabe usted por qué estaba con ella?
Sra. Claypool: No.
Driftwood: Justamente porque me recuerda a usted.
Sra. Claypool: ¿Es cierto?
Driftwood: ¡Claro! Por eso estoy ahora cenando con usted. Porque usted me recuerda a usted. Sus ojos. Su garganta. Sus labios. Todo cuanto hay en usted me recuerda a usted. Excepto usted. Creo que está bien claro. ¡Que me ahorquen si lo entiendo!
Driftwood: Detrás de esa cortina se encuentra el ilustre Hermann Gottlieb director de la nueva compañía de ópera. ¿Me sigue usted?
Sra. Claypool: Síii.
Driftwood: ¡Pues deje de hacerlo o llamaré a la policía!
Lo que más me sorprende de esta película es su fecha: 1935!! Cuando vi el año no me lo podía creer. El buen hacer que muestra ya en aquella época (y parece que algunos no han aprendido mucho más desde entonces) y el despendoleo que tiene.
Me quedé estupefacto cuando vi, que de la década de los treinta y en una sociedad de lo más recatada (la norteamericana), en la culminación de una escena musical, en su momento álgido, como surgían en la pantalla y sin previo aviso, casi dándote de bruces con ellas, las hermosas y macizas piernas de una de las bailarinas.
Hay que ver lo que son las cosas. Y pensar que pocos años antes (y no sé si todavía lo hacían entonces) se bañaban con pantalones largos...
De esta película han pasado a la historia hilarantes gags como el del “camarote de los Marx” o del famoso contrato.
Está repleta de buenas risas (que grande es Groucho) y para mí una de las escenas, el momento musical (y excusa para lucirse) de Chico y Harpo, es casi mágica.
Driftwood: (Se levanta) ¿Usted baila la rumba?
Sra: (Se levanta) Claro que sí. Encantada.
Driftwood: Pues no cuente conmigo porque no sé bailar. (Se sienta)
3 comentarios:
Autor original: Gran Rabo
Los Marx son muy actuales, sobre todo Groucho. No eres el único que tiene esta sensación.
(comentario importado del antiguo Haloscan)
Autor original: Ligeia
Genial. Absolutamente.
La contraportada de "Memorias de un amante sarnoso" dice algo así: Este libro lo escribí durante los ratos en que mi mujer se vestía para salir... nunca lo hubiera escrito si mi mujer no se hubiese vestido.
:)
(comentario importado del antiguo Haloscan)
Autor original: JQ
Cuando hablamos el otro día ya te lo comenté, es curioso que hace unos años no me dijeran nada estas películas y ahora sí. Disfruté con la de Casablanca. Eso sí, siguen sin gustarme los momentos excusa que siempre encuentran para que Harpo toque. Que vale, lo hace muy bien, pero llega a cansarme.
(comentario importado del antiguo Haloscan)
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