El teatro llevado más allá

Noche extraña la de ayer. Cerrada, oscura, mágica, donde un misterio aguarda tras cada esquina. Imperceptibles sensaciones parecen evocar a algo que no está ahí, invisible o de un tiempo remoto. Duendes ríen y juegan a tu alrededor, lejos del alcance de la vista pero sí perceptibles por el oído. Espíritus nos visitan, quizás para alertarnos de un peligro o simplemente por la añoranza de lo que tuvieron y les fue arrebatado. Realidades diferentes coexistiendo en el mismo plano y en el mismo momento. Flashes repentinos. Inconsistencia, como si al pasar la mano por delante tuya, la imagen que estás contemplando se fuera a convertir en una escena turbia, borrosa, ondulante...

Charlé durante horas con un amiga en su casa. Temas cotidianos, anécdotas graciosas, secretos que sólo pueden ser susurrados en la noche...
Charlas surrealistas, anhelos por mi amor inalcanzable, real, terrenal, pero denegado.

Comenzamos a ver Noviembre. El teatro es vida. La vida es teatro. Pasión, creatividad, sueños...

Llega la hermana de mi amiga. Mi amiga vencida por el sueño se dirige a la cama y sigo la velada con su hermana (también amiga mía). Bromas, risas y Morfeo aparece. Mientras la conversación entre nosotros continúa. Horas y horas hasta el amanecer.

A esas horas tengo que retirarme ya a mi guarida. La noche llega a su fin y me dispongo a descansar.
Noche extraña la de ayer...

A plena luz del día he acabado de ver “Noviembre” de Achero Mañas, una película muy bonita y emotiva donde unos amigos, actores de teatro, forman un grupo independiente que actúa sin cobrar. Llevan el teatro a la calle. Tienen un sueño, una utopía. El teatro como una forma de vida, el arte como un intento de cambiar el mundo.

“El arte es un arma cargada de futuro”

Mientras veía la película no podía evitar pensar en Jodorowsky (actor, director de cine, guionista de comics, escritor, tarólogo y sobretodo sabio) y en su “Lo efímero pánico”, un manifiesto donde expresa su rechazo por la utilización del edificio del teatro como lugar de representación y un intento de acercamiento mayor entre espectadores y actores, que se produzca una relación entre ellos y que incluso lleguen a ser lo mismo.
Y también en los actos poéticos que realizaba junto con sus amigos en su Chile natal. Como uno en que se propusieron recorrer la ciudad entera en línea recta. Si se cruzaban con un árbol lo escalaban; que les paraba el paso un coche, pasaban por encima de él; si se topaban con una casa, llamaban, les explicaban lo sucedido pidiendo permiso para pasar y salían por la parte de atrás por donde pudieran.
Si pudiera me encantaría dirigirme al bar de París donde suele estar por las tardes y pasar un rato con él. Escuchando, aprendiendo y por supuesto para que practicara un acto psicomágico en mí.

“La enfermedad es falta de amor. Y contra su falta tenemos la creatividad” (Jorodowsky)