Mi vida sin mí

“ - Léeme algo de lo que estés leyendo ahora.
- En estos momentos estoy leyendo un libro muy triste. Precioso, pero triste.
- No más triste que lo que me han contado hoy.
- Cuéntamelo.
- No, me pondría muy triste.
- Ya, no quieres contarlo porque es parte de tu vida. Y no quieres que sepa nada de tu vida.
- Me gusta que no me preguntes nada sobre mi vida.
- No lo hago porque he aprendido a no hacerlo. Cuando miras a alguien y la miras de verdad, puedes ver el 50% de lo que es. Pretender saber el resto es lo que destruye todo. Es lo que he aprendido.
- Quien te quitó los muebles es quien te enseñó eso, ¿no es así?
- Eso es todo cuanto me dejó.
- ...”


Touché. Me ha alcanzado. Eso fue lo que lo destruyo todo. Mi forma desmesurada de amar, mis ansias por conocerla, mi único deseo.
Yo la quise conocer un 200%, menos no me bastaba. Sus costumbres, sus aficiones, sus sentimientos, su familia, sus amistades, sus historias... Todo cuanto formara parte de ella. Quería conocerla realmente.
Y estar con ella, soñar con su compañía, con su roce, o simplemente recordarla. Como dice una canción: “the first thing in the morning, the last thing at night...”.
Aunque a duras penas conseguía algo, iba avanzando poco a poco. Pero jugué mal mis cartas. Pésima partida de póker. Mis sentimientos me pierden.
Y al final eso es todo cuanto me dejó. Al menos espero haber aprendido la lección.


Hace algunos años vi una escena de una película que me gustó mucho. Era una conversación entre un chico y una chica en una lavandería. Pero poco recuerdo de ella. Que me gustó y poco más. Si no voy mal los asientos estaban de frente a la cámara y los actores sentados a cierta distancia entre ellos. Puede que alguno de los dos leyera algo. Puede que fuera de noche, los asientos tuvieran un color marrón oscuro e hiciera bastante frío. O que fuera de día y predominara el color blanco en el cuadro. Se me cruzan las imágenes. Y tampoco sé porqué llegué a asociar el nombre de Isabel Coixet a esa escena, pero en mi subconsciente estaba que quizás fuera de ella y que tenía que ver alguna película suya.

Hace pocas semanas vi otra escena por el Canal + que me gustó. Pensé que tenía que verla entera otro día y cambié el canal (no me gusta nada verla empezada si es la primera vez. Manías mías). Pero entonces me di cuenta de que no tenía ni idea de que película se trataba. Volví a ponerla otra vez e intenté encontrar algún dato que la pudiera identificar. Y cada vez me enganchaba más a ella. Se desvelaba más la historia, los personajes me atraían... Y entonces apareció ella: Leonor Waitling. Ya tenía todos los datos que necesitaba. Puse en el oráculo Google el nombre de algunos protagonistas y el de la guapísima actriz española y voila, ahí lo tenía, el misterioso título de la peli. Aunque extrañamente, sin saber muy bien porqué (porque lo desconocía casi todo sobre ella, aparte del título, claro), ya sabía que se trataba antes de verlo, de “Mi vida sin mí”.

Es una película muy bonita, llena de sentimientos y sensaciones que captar. También es triste. Muy triste. Pero a pesar de su carga emotiva, noté que la película me comunicó un extraño optimismo. Pero ya os digo que muy extraño. Quizás por demostrarte que las buenas personas existen, que la vida por muchas penurias que pasen continúa, no lo sé... Eso sí, si sois de lágrima fácil equipaos con un buen número de pañuelos, porque ya os digo que yo solté una riada.

En ella se pueden ver unos primeros planos llenos de sentimientos. Una mirada, una expresión lo dicen todo. Y a esa distancia y con esa calidad las emociones te golpean con fuerza.
Es tranquila. No os esperéis una filigrana de luces y colores, con un drama tras otro o cosas parecidas. Pero yo le encontré el ritmo perfecto para ir saboreando cada uno de sus momentos.

Y encuentro que Sarah Polley en esta película está preciosa. Esa piel blanca y suave, que en los momentos más íntimos es acariciada, hacía que me invadiera el deseo de ser yo quien la estuviera acariciando. O besar esos labios con besos tan dulces. Esa sonrisa que quizás me recordó a la de otra persona...





“- ...
- He mentido. Al decirte que si miras a alguien conoces el 50% porque cuanto te miro a ti, no sé, apenas si llego a ver un 10% y ese 10%...”


Joder, joder...