De nostalgia televisiva y reivindicaciones con tristes consecuencias

Hace años alguna vez me pregunté cómo se podría (o si era posible) conseguir una copia de tal programa que pusieron hace tantos años o aquel otro que me gustaba tanto. Supongo que todos debéis tener una serie o un programa de televisión que recordáis con cariño por los buenos momentos que os hizo pasar y que os haría ilusión volver a ver.

A mí me gustaría poder ver los primeros programas del “Persones Humanes” de Miquel “Mikimoto” Calçada (uno de los tutores de Andreu Buenafuente) de los que no pude disfrutar, y revisionar los que emitieron por la mitad y con los que tanto di la lata al pobre Quinn (sobretodo imitando a Mikimoto, que era y es entre otras cosas un periodista comprometido).
También echo de menos los momentos gloriosos y surrealistas que se vivieron en “La Cosa Nostra”, un programa de Buenafuente que se emitió hace años en TV3 y que estaba cargado de energía y buen rollo (sin duda gracias a Santi Millán, José Corbacho, a los guionistas que tuvo aquel año y, tampoco nos olvidemos, a que eran más jóvenes).

Y recientemente recordé otro entrañable programa al estar tristemente de actualidad el creador y director de la compañía de teatro “Els Joglars”, Albert Boadella. Y digo tristemente porque él y otros artistas e intelectuales firmaron un manifiesto en el que se quejaban de la política actual (en concreto de la catalana), demandaban la creación de un nuevo partido político catalán que realmente les representara y que “este partido, identificado con la tradición ilustrada, la libertad de los ciudadanos, los valores laicos y los derechos sociales, debería tener como propósito inmediato la denuncia de la ficción política instalada en Cataluña”. El revuelo se causó porque pedían que este partido de nueva creación no fuera nacionalista ya que según ellos (y ya que estamos diré que también estoy de acuerdo) se usa la instauración del nuevo Estatuto de Autonomías como una cortina de humo para esconder unos déficit en la enseñanza (y en particular de la lengua catalana que ellos dicen defender tanto), en la economía y unos cuantos casos de corrupción importantes y se promueve la envidia y el odio hacia el resto de la península. Como ellos expresan en el manifiesto “lo simbólico ha desplazado una vez más a lo necesario”.
Pues resulta que tras esto Boadella ha recibido diversas amenazas de muerte. Lo que oís. Una persona que estuvo encarcelada en la época franquista por defender unas libertades, ahora resulta que en plena democracia está amenazado por pedir algo que está en su pleno derecho, cosa que según el propio Boadella no le pasó en la dictadura.

Pero mejor dejemos estos asuntos tan agrios y centrémonos en el tema del post de hoy. Porque “Els Joglars”, con Boadella al frente, hicieron una serie de televisión que se emitió en TVE2 hace más de diez años con el nombre de “Orden Especial” y que por ésta, mi reciente abadía tiene el nombre que ya sabéis. Cada capítulo era cortito (de unos cinco minutos de duración) y en ellos se hacía una crítica incisiva y ácida de ciertos elementos de nuestra sociedad. En ellos, una orden de monjes instalados en una abadía llena de alta tecnología y cámaras de vigilancia, detectaban a los sujetos más indeseables para después capturarlos a base de mamporrazos y proceder a una dura reeducación.
Y buscando, buscando he encontrado aquí el vídeo de un capítulo (“El Macho Ibérico”) dividido en tres partes. Los que tengáis alta velocidad podréis echarle un vistazo, eso sí poniendo antes los altavoces a tope porque la calidad del sonido es bastante malilla y se escucha muy flojo.

Creo que este debió ser de los más “fuertecillos” pero no creo que nadie se vaya a escandalizar.
Y como dice el querido Abad al final del capítulo:
“No por mucho madrugar se fornica más temprano.
Por cierto, y para acabar, quien se ha atrevido a firmar este guión tan marrano”

Purgandus Populus!