Identidad secreta

Imaginaos por un momento que vuestro nombre es igual al de un famoso superhéroe de ficción. Sufres las burlas de los compañeros de instituto, recibes regalos cada año de parientes que creen que te encanta, te sientes completamente aislado... Resumiendo, lo odias.
Pero un día sucede algo inesperado que lo cambiará todo.

El guionista Kurt Busiek, autor de magníficos comics como “Marvels” o “AstroCity”, conocido por dotar como nadie de realismo al mundo superheroico y llenar cada página con una exquisita sensibilidad y una gran carga humana, vuelve a firmar con éste otra obra maestra.

Partiendo de una idea que guardó durante bastantes años y utilizando un “Otros Mundos”, una realidad alternativa, otra versión no oficial usando personajes o arquetipos ya existentes (en este caso un mundo donde los superhéroes sólo existen en los comics), escribe una historia introspectiva, sobre la búsqueda de uno mismo durante toda su vida y nos hace partícipes de ella.

La obra está dividida en cuatro capítulos donde en cada uno de ellos se relata una etapa diferente por las que pasa el protagonista, y que en definitiva, acabamos pasando todas las personas.

En palabras del propio Busiek sacadas de la introducción:
“En cada etapa de la vida , hay una diferencia entre cómo nos ve el mundo y quién creemos que somos, quién es nuestro yo secreto, en lo más hondo”

Todos los capítulos son muy buenos y podemos encontrar en ellos reflexiones para hacernos, pero el segundo ha sido el que ha conseguido emocionarme más con diferencia.

“¿Ésta es? ¿La respuesta de la galleta de la suerte? ¿”El amor es alguien que comparta tu carga, sin importar la que sea”?
(...)
Sé que nunca estaré seguro. Un secreto compartido es un secreto expuesto, y todo eso.
Pero no importa. Vivir es un riesgo. Amar es un riesgo. Y si ella comparte el mío...
Estoy seguro. Puedo sentirlo. Está bien.
De ahora en adelante... estamos juntos en esto.”

Está claro que si únicamente buscáis ver mamporrazos contra el supervillano de turno éste no es vuestro comic.

Y acompaña a la perfección el dibujo de Stuart Immonen que es una auténtica gozada.

La única pega sería darle un tirón de orejas a Planeta porque parecen no aprender de errores pasados ya que continúan fallando en las traducciones.