(Escrito el jueves 2 de diciembre)
El otro día fui a correr y se puso a llover. Hasta aquí todo normal... a veces pasa.
Disfrutas de la fresca lluvia que cae, tienes cuidado con no resbalar y vuelves sin demorarte para cambiarte la ropa empapada.
Hoy quería salir temprano a correr. Durante todo el día brilló un sol espléndido y quería aprovechar esa luz para salir de casa. Al final, por una cosa u otra, acabé saliendo cuando ya oscurecía. El cielo se tapó completamente, los rayos se veían a lo lejos y los truenos retumbaban. Empezó a llover y a llover... El fuerte viento golpeaba de un lado y otro. Éramos pocos los valientes (¿inconscientes?) que quedábamos en el paseo marítimo, pero éste se fue vaciando del todo.
Por fin llego baldado a casa... y de pronto todo para. Ya no hay más lluvia, ni relámpagos, ni viento... nada.
Bueno, vale, como broma está bien... ¿¿pero vale ya, no??
domingo, diciembre 05, 2010
¿Alguien me puede mirar si llevo un nubarrón negro encima de la cabeza?
21:04
Rorschach -
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